lunes, julio 05, 2010

La psicoterapia... y yo

Escribo para que la muerte no tenga la última palabra.

A exactamente un año de la última vez que escribí, regreso a esto. Juro que no lo planeé, fue pura coincidencia... o el destino, no lo sé.

Regreso a la vida cibernaútica, a dar señales de vida al universo con pequeños fragmentos de mi vida traducida en pensamientos, meros pensamientos.

Hoy estoy feliz, finalmente me dieron una carta de aceptación al SEAP (Servicio Externo de Atención Psicológica) de la facultad de Psicología, así que en unos cuantos meses estaré dando las primeras terapias de mi vida... y espero que sean muchísimas.

Yo había escuchado que los lugares para hacer el Servicio Social en el SEAP eran muy solicitados y peleados, por eso debería ser un orgulloso logro el haber recibido esa carta de aceptación hoy... sin embargo, también me pareció enterarme de que este año sólo fuimos cuatro solicitantes para cubrir los cinco espacios disponibles que hay, así que creo que finalmente no hay nada de logro en esto. De todas formas, estoy contenta sólo por el hecho de saber que mi camino como terapeuta está a punto de comenzar. Me doy cuenta que mi anhelo por dar terapia es mucho mayor a mi deseo de ser Orientadora en una escuela secundaria o preparatoria, no sé por qué. Existe un halo de romanticisimo y misterio alrededor de la terapia, la relación paciente-terapeuta, el contexto, las cosas que se dicen, las cosas que se piensan, las cosas que se sienten y son imposibles de expresar. Un pequeño rincón que parece estar muy a parte del mundo. De acuerdo, ya estoy hablando de mi experiencia como paciente.

Mi terapeuta es fantástica, la amo. Alguien me preguntaba qué la hacía tan maravillosa, yo le respondía que simplemente me escucha, me entiende, comprende lo que siento y mis puntos de vista. No suena tan complicado ¿verdad? Sin embargo, casi nadie logra hacerlo. Al menos yo no he encontrado a nadie que lo haga como Marisa. Todos están demasiado ansiosos por hablar de sí mismos como para escucharme... pues resulta que yo también quiero hablar de mí misma, y sin embargo, mi naturaleza no me lo permite; yo nací para escuchar. Por eso ansio tanto ser terapeuta, dar a otros lo que Marisa (y nadie más) me da.

Tengo pocas esperanzas en que alguien lea esto, pero fingiré que alguien lo hace.

Hasta la próxima.

Suya,

Ceci.

No hay comentarios.:

Adorable
Gráficos con escarcha


adopt your own virtual pet!

adopt your own virtual pet!