martes, julio 06, 2010

Segundo día

Escribo para que la muerte no tenga la última palabra.

Es el segundo día de mi regreso... y todo va bien.

Este está siendo un día maravilloso, la lluvia lo hace perfecto y por supuesto, encantadoramente romántico.

Además de eso ha sido un día bastante productivo, como ayer. Ayer obtuve mi carta de aceptación del SEAP, logré comunicarme con la maestra Silvia (a quien debía entregarle algunos documentos y hacerle preguntas) fui a un círculo de conversación en inglés para practicar e hice limpieza profunda de mi closet. Esto último fue sin duda lo más importante, saqué cientos de cosas, desde muchísima basura, ropa y zapatos viejos, hasta divinos recuerdos. Fue un maravilloso viaje al pasado. Encantador.

Hoy se lo platiqué a Marisa, y me dijo que es un ejercicio muy terapeútico, y yo le creo, definitivamente; me sentí muy bien limpiando las esquinas del closet que eran un cochinero acumulador de polvo. Toqué el polvo de uno de mis zapatos, tenía la consistencia de una capa protectora de nieve seca. No hace falta decir que estornudé lo inimaginable.

Con Marisa también hablamos de Buda, y de cómo algunas personas en la cultura oriental tienen esa mágica capacidad de transmitir paz, tranquilidad y amor a la gente con sólo mirarles, o hablar, decir algunas pocas palabras bien elegidas... Me gustaría mucho ser así, va conmigo y con mi vocación ¿no?

Marisa se está volviendo muy importante en mi vida, gracias a ella ahora tengo una opción de trabajo en la puerta. Le di mi curriculum y ella lo entregó al departamento de inglés de la escuela en la que trabaja, y hoy me llamaron para una entrevista. Lo malo fue que yo no estaba en casa y mi mamá no supo comunicarse muy bien con la directora de inglés de dicha escuela. Suspiro.

Hoy fui a la asignación de Servicio Social. Todo muy bien. Eso y la llamada de la directora de inglés han sido lo más emocionante de mi día... y que vi a Tadeo, por supuesto. Se suponía que iría a comprar un par de lienzos para comenzar a pintar, pero lo olvidé por la emoción de la llamada, quería llegar a casa de inmediato para comunicarme y programar la cita de la entrevista... pero no se pudo gracias a que me falta un número en el número telefónico que dejaron. Lo he intentado marcando posibles combinaciones, pero me dicen que está equivocado. (Descubrí que me lleva exactamente 10 segundos que me digan que marqué equivocadamente).

En fin. Continuaré otro día.

Suya,

Ceci.

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