Ya volví a mi curso de redacción
A veces quisiera (extender las alas y) volar lejos de aqui.
.... Que ahora en realidad es mi curso de guionismo (escribo obras de teatro)... y weno, volvi hace tres semanas, pero estos son los primeros escritos que me dejan satisfecha jejeje:
Un cementerio durante la noche, el viento sopla y mueve las hojas de los árboles. Dos fantasmas sentados sobre un par de lapidas, uno con gesto aburrido (Fantasma 1) y otro con gesto melancólico (Fantasma 2).
Fantasma 1: (Tras un suspiro) Las noches son cada vez más aburridas y más largas. Vivir sólo durante unas cuantas horas en un cementerio no es nada divertido.
Fantasma 2: Es que no vivimos en un cementerio.
Fantasma 1: ¿Cómo que no vivimos en un cementerio?
Fantasma 2: ¡Pues es que no vivimos! ¡Estamos muertos!
Fantasma 1: Ah...
Fantasma 2: ¿Sabes? Esto no es precisamente mi idea de muerte y “descanse en paz”. Tenemos demasiado tiempo libre, y eso no es bueno. ¿En qué gastas el tiempo tú? (El otro intenta responder) ¡Da igual! Tú y yo no somos lo mismo, ¿sabes en qué gasto mi tiempo? (el otro intenta contestarle nuevamente) ¡pienso! ¡reflexiono! ¿sabes acerca de qué lo hago? (Fantasma 1 lo mira resignado a no hablar) De la vida, para variar. Qué ironía. ¿Te has puesto a reflexionar...(El otro hace un nuevo intento de hablar) alguna vez de...?
Fantasma 1: (Se levanta molesto) ¡Bueno, ya déjame hablar! ¿No?
Fantasma 2: (Indignado) Di lo que quieras, yo no te lo impido.
Fantasma 1: Dime, ¿se puede saber cuál era tu idea de muerte?
Fantasma 2: (Se pone de pie) Mi idea de muerte era simplemente desaparecer de la Tierra, ir a otro lugar, al paraíso, a otra vida, a donde sea que sea mejor que esto. Te diré: definitivamente mi idea de muerte no era permanecer a la mitad de todo y de la nada, en donde mi existencia no tiene finalidad o propósito alguno; en donde simplemente... ¡estoy! Como una roca al fondo de un acantilado en donde nadie puede tocarla o siquiera verla.
Fantasma 1: Las rocas nunca se han quejado de ser rocas.
Fantasma 2: ¡Claro que no! ¡Por qué las rocas no piensan! Pero mi esencia lo hace. Es lo que te trataba de decir cuando me interrumpiste: las rocas no se dan cuenta de su situación, yo sí. Puedo darme cuenta de lo que tenía antes y de lo que tengo ahora.
Fantasma 1: ¿A qué te refieres?
Fantasma 2: ¡A que antes sentía! ¿Hace cuanto que no siente la caricia de una mujer? ¿El viento fresco en tu rostro? ¿La calidez del fuego? ¿El agua de mar en tus piernas y la arena entre tus dedos? Daría lo que fuera por aunque sea sentir hambre, dolor o angustia.
Fantasma 1: Pero ya no podemos hacer nada de eso, porque morimos.
Fantasma 2: ¿Y por qué aún pensamos? ¿Por qué estamos aquí tú y yo, hablando? ¿O a caso todo esto es falso y ni tú ni yo estamos aquí? ¿Será sólo un sueño producto de la muerte?
Fantasma 1: Definitivamente estamos aquí: tú estás aquí porque yo te veo, y yo estoy aquí porque tú me ves.
Fantasma 2: ¿No has pensado en que puedo ser una ilusión tuya?
Fantasma 1: Una ilusión mía no haría tantas preguntas estupidas.
Fantasma 2: Creo que tienes razón.
Se sientan uno después del otro en las lapidas, se alumbra un poco el escenario.
Fantasma 1: Ya se hace de día.
Fantasma 2: Otra noche de pensamientos sin conclusión.
Fantasma 1: Te ayudaré a sacar una conclusión rápida, ¿Estás satisfecho de la muerte sí o no?
Fantasma 2: Si estuviera satisfecho no me quejaría tanto ¿verdad? Es evidente que estoy insatisfecho con ella.
Fantasma 1: Entonces... ¿por qué te suicidaste?
Fantasma 2: ( Cubriéndose la cabeza con las manos) No lo sé, maldita sea, no lo sé...
Se alumbra todo al momento que se cierra el telón.
Frente a una tienda de ropa en la calle, dos mujeres se cruzan, y al mirarse se sorprenden.
Sara: ¡Hola mujer! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo estás?
Brenda: (Con una inclinación de cabeza) Muy bien, gracias. ¿Y tú?
Sara: ¡Oh! Muy bien. De verdad, muy feliz, me ha ido muy bien, tengo muchas cosas que agradecerle a la vida. En este momento estoy yendo a cobrar mi primer cheque del nuevo trabajo que conseguí como supervisora en una gran empresa.
Breda: Vaya, me parece perfecto.
Sara: Sí, sí. Mis hijos están muy contentos porque gracias a eso pude comprarles el perro que tanto querían. ¿Sabías que tengo hijos? Dos maravillosos niños, uno de seis y otro de nueve años.
Brenda: Me parece perfecto, Sara.
Sara: Sí, y mi marido los adora, ¿recuerdas a mi novio? ¿el de la preparatoria? Bueno, con él me casé hace diez años, fue una boda muy grande, a lo mejor la viste en el periódico, incluso fue el alcalde de la ciudad.
Brenda: Cielos, me parece perfecto.
Sara: Ha sido maravilloso todo. Estoy segura de que no me equivoque al casarme con él, es un abogado muy exitoso, ha ganado la mayoría de los casos que le dan y ya empezó a estudiar un postgrado.
Brenda: ¡Eso también me parece perfecto!
Sara: Bueno, he hablado demasiado de mí, cuéntame cómo te ha ido desde la preparatoria.
Brenda: Ah, pues yo logré graduarme después de repetir dos veces el último grado, el psicólogo de la escuela me convenció de ir a un centro de rehabilitación y pude dejar las drogas y el alcohol, ya no me acuesto con cualquier tipejo y también me metí a una escuela de modales donde aprendí a ya no insultar tanto, ahora en vez de decir me vale madres digo: ¡me parece perfecto!
AnGeL ClaiRe