martes, septiembre 19, 2006

La verdadera historia sin fin

A veces quisiera (extender las alas y) volar lejos de aquí.

Se me ocurrió cuando estaba tejiendo pensamientos ociosos, así que a ver qué tal queda
Todo comienza con un amigo mio (del cual no diré el nombre) que asiste al colegio en el viejo tsuru gris que le regalaron por sus dieciocho años. Hace poco aprendió a manejar, y la verdad es que hasta el momento no le gusta, le resulta una actividad estresante, pero también una necesidad. Todos los días, temprano por la mañana, pasa por una avenida muy congestionada, y mientras todos los demás conductores se dedican a vigilar el semaforo y a rebasar a los otros autos, él mirá hacia el lado izquierdo de la calle y ve siempre a un niño sentado en el camellón, con un montón de periodicos del día junto a él.
La primera vez que lo vio se asustó mucho porque creyo que le aplastaría los pies con las llantas del vehículo. Desde entonces lo observa, todos los días, con una gorra roja en la cabeza que no lo proteje del sol, asi que permanece con los ojos entrecerrados, con un gesto de no-querer-estar ahí. El niño no sería mayor de 13 años, y sin embargo, ahi estaba a diario, vendiendo periodicos. Era admirable.

La verdad es que ese niño había sido obligado por su padre para que trabajase, pues acababa de reprobar sexto grado y por lo tanto, de perder un año escolar entero. Trabajar era su castigo.
Al princio la situación le parecía odiosa, pues todos los días tenía que levantarse temprano, ir a la avenida aquella a recibir el paquete de periodicos que vendería durante el día. Pero luego de estar un par de semanas sentado en el camellón mirando a la gente pasar en sus autos, había hecho un descubrimiento bastante bueno. Había una chica, una mujer joven, rubia, que diario pasaba en su auto plateado por ahí, era hermosa, y el niño sentía que estaba enamorado de ella, y pensaba que al menos había algo por lo que valía la pena estar ahí.
Todos los días rezaba porque el semaforo tocara en rojo cuando ella pasara, para que tuviese que detener el coche y él pudiera ir hasta su ventanilla para ofrecerle un periodico... pero ella nunca compraba, siempre le miraba sonriente desde el otro lado del vidrio moviendo negativamente la cabeza, luego enfocaba la atención en su pintura de labios o en la sombra de sus ojos.

Esta chica todos los días iba al trabajo a unos cinco kilometros de aquella avenida, se estacionaba frente a un gran edificio y entraba en él. Llegaba hasta su oficina y le pedía a la secretaría las notas urgentes.
Su secretaría era una mujer con problemas de sobrepeso, que siempre que caminaba apresurada del escritorio a la puerta de la oficina, sudaba y la cara se lo ponía colorada como un tomate. Era una pintora frustrada, que sus padres nunca la dejaron entrar a clases de pintura. Ahora ella había huido de casa y trabajaba para pagarse un curso de fines de semana de pintura.

Su maestro de pintura era un hombre reconocido en la sociedad artistíca de la ciudad, y cada mes tenía alguna exposición de cuadros en algún lujoso hotel. La mayor parte de las veces era en un hotel de cinco estrellas, el más caro de la región, que pertenecia a un rico empresario despota que trataba a sus empleados con desprecio, desde a sus asociados, hasta la más humilde de las mucamas.

La más humilde de las mucamas tenia dieciseis años, y era una muchacha linda, de cara morena, a la que le encantaba sonreir a los huespedes y platicar con las otras mucamas. Se encontraba ahí porque acababa de quedar huerfana, y para poder sobrevivir sin familiares cercanos había tenido que dejar su pueblo natar e irse a vivir al hotel en el que trabajaba. También se dedicaba a soñar con una vida mejor; una vida en la que estaba casada con un chavo que trabajaba en una de las tiendas de la planta baja del hotel.

Un chico que al parecer era hijo del dueño de la tienda, y que de vez en cuando llegaba en un modesto vochito a ayudar a su papá.
En las tardes se iba a la escuela de turno vespertino, salía del estacionamiento rebosante de autos con la ayuda de un viene -viene, un señor ya mayor que no podía encontrar alguna otra actividad más productiva que esa.

Era un señor muy agradable, y siempre hacía buenos gestos a todos. Se encontraba ahí porque la situación estaba cada vez más canija y pronto su familia ya no tendría nada para comer. Su mujer se dedicaba al servicio domestico, y sus hijos asistían a la escuela pública. Él no sabía más que sumar, restar, algunas tablas de multiplicar y usar la calculadora, con dificultad leía y tenía mala ortografía; pero ahí estaba dándole duro al trabajo en el estacionamiento. La persona más generosa que conocía era un señor regordete y canoso trabajador del hotel, que algunas veces le llevaba un lunch y además le daba una considerable paga.

Este señor lo hacía porque a pesar de que ahora tenia una posición economica estable, antes había sufrido muchas carencias, y sabía lo que era vivir así. Ahora era un gerente en el hotel y estaba recién casado con una maestra de prescolar que aunque no era muy bella, lo amaba mucho.

Ella se había enamorado justamente de su generosidad, y sabía que nunca se arrepentiría de su decisión, vivía para su esposo, disfrutaba de prepararle deliciosos platillos para cuando él volviera del trabajo; porque le encantaba comer, y a ella cocinar, era su segunda pasión además de los niños. Había tomado una carrera tecnica de chef al mismo tiempo que estudiaba educación, y ahí había conocido al que era su mejor amigo (gracias al cual habia conocido a su esposo).

Su mejor amigo era homosexual, y pasaban muchas horas a la semana juntos, platicando y riendo de mil tonterias como un par de adolescentes.
La última vez que se habian visto, el gay había tratado de restarle gravedad a unas horribles heridas que tenía, (y que le habían hecho unos matones homofobicos) haciendo parodias y bromas al respecto, pero no restaba la preocupación de su amiga.

Uno de los tipos que lo habían golpeado era un enemigo declarado del hermano del gay; le decían el Chiflas porque mantenia una señal de advertencia con sus compiches, de silbar si se acercaba una patrulla.
El hermano del gay le debía dinero al Chiflas, pero había escapado, y por eso el Chiflas se había vengado con el gay.
Le había dado mucho coraje perder el dinero, porque con ese dinero iba a pagar la renta del departamento donde vivía su mamá. Ahora por culpa de la deuda habían sacado a su mamá de la casa, y tenía que vivir con una amiga mientras encontraba otro lugar donde vivir.

La mamá del Chiflas sufría mucho, por que además de sentirse un estorbo en casa de su amiga, sabía que hablaban de ella a sus espaldas porque su hijo era un delincuente-vendedor-de-droga.
La amiga, que en realidad no era más que una vecina, se compadecía mucho de ella, pero le urgía que ya encontrara dónde vivir porque los gastos se incrementaban y su esposo se iba enojando. Se iba malhumorado de la casa y llegaba mal humorado al trabajo.

Trabajaba de intendente en un hospital, rodeado de exitosos doctores y de enfermos de aspecto grotesco... no le resultaba un trabajo agradable. Aquella mañana había llegado en ambulancia, un muchacho en camilla, bañado en sangre.
Hubo mucha agitación en el hospital, y la gente corría de un lado para otro y hasta hubo alguien que vomitó. A él le tocó limpiar el vómito, y mientras lo hacía, escuchaba con atención la platica entre un par de enfermeras.
Una le contaba a la otra, que el muchacho de la camilla habia chocado brutalmente contra otro auto por el lado derecho de su tsuru, al hacer una brusca vuelta tratando de evitar atropellar a un niño vendedor de periodicos que corría a darle el diario a una muchacha de labios demasiado cargados con carmín.
Y la historia continua....

Felicidades si has llegado hasta el final de este post! Cualquier otro creo que lo hubiera dejado a la mitad

3 comentarios:

Unknown dijo...

no te da skuenta de ke esta largo kuando lo lees... es muy bueno

RoD dijo...

WOAW !!
felicidades ceci ! es muy buena la historia !!!
quiero leer la segunda parte
para cuando eh ? =)

trako dijo...

dios mioooo! me atrevo decir que es lo mejor que has escrito, muy amores perros... no la vi, pero segun me contaron algo asi era jaja... todos esos personajes pueden ser una personas segregada en varias, no? yo vi dos o tres cosas mías (ejemplo que odio manejar, o sea no lo odio, pero si alguien mas lo hace por mi mejor).

baja esta cancion va con tu cuento, se llama Gente, el artista es FASE

Se llama Pablo
Y quiere un dia poder ir a concursar
A la television y de
Ella no se pude despegar

Natalia sirve la comida
Para gatos que guardo
Desde aquel dia en que
El suyo que era negro se escapo

Y aunque nadie toca su puerta
Brenda hoy se arreglo
Se puso su vestido nuevo
Y la boca se pinto

Julio despierta cada dia
Con una nueva enfermedad
El esta sano pero
Insiste en ir corriendo al hospital

Esta es gente
Que viene y que va
Tanta gente
Gente solo gente nada mas
Esta es gente
Que viene y que va
Tanta gente
Gente solo gente y nada mas
Y esto pasa todos los dias
Y esto pasa hoy y ayer fue igual

Se llama Antonio
Y no tiene casa
Ni donde dormir
Vive en un libro
Pero dice que el es muy feliz ahi

Esta es tu historia siempre
Despiertas y te bañas
Tomas cafe o te
Te quedas o te vas a trabajar
Te gusta estar con gente
A veces estas solo
Te aburres y te enojas
Cantas y vives en la ciudad

Esta es gente
Que viene y que va
Tanta gente
Gente solo gente y nada mas
Esta es gente
Que viene y que va
Tanta gente
Gente solo gente y nada mas
Y esto pasa todos los dias
Estas es gente
Que viene y que va
Tanta gente
Gente solo gente y nada mas
Esta es gente
Que viene y que va
Tanta gente
Solo gente y nada mas

Adorable
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