Clásico cuento de hadas

A veces quisiera (extender las alas y) volar lejos de aqui.

El espejo, el pan y el collar de perlas

Había una vez, una reina que había quedado viuda porque su esposo, el rey, había muerto en una guerra de cruzadas. Como estaba embarazada y faltaba poco para que diera a luz, volvió a casarse, ya que presentía que durante el parto moriría.
Nació una niña muy fea, y por eso, la reina hizo prometer a su esposo que nunca desampararía a su hija, a menos que hiciera algo que ella hubiese desaprobado, y después murió.
Con el tiempo, la princesa creció y cada año que cumplía se volvía todavía más fea, y a la hora de buscarle marido, ningún principe de ningún reino vecino la quiso, porque todos buscaban a una princesa bonita.
El único que pudo amarla fue un criado, tan feo como ella, que trabajaba en el castillo; y como él la amaba, ello lo amó.
Cuando su padrastro se enteró, le pareció una ofensa enorme que una princesa quisiera casarse con un criado, y pensando que esa actitud le hubiera enojado a su difunta esposa, desterró a la princesa del reino, mandándola al bosque.
Sin más remedio, la princesa, que se llamaba Milanet, emprendió su viaje en busca de un lugar donde dormir y comer.
Caminó durante largas horas, hasta que llegó, cansada y hambrienta, a un castillo en lo más profundo del bosque, y tocó la puerta.
Le abrió una extraña mujer anciana, quien le dijo:
-Puedes quedarte en mi castillo, pero a cambio, deberás obedecerme en todo- y la princesa aceptó el trato.
De inmediato, la mujer la hizo ponerse a limpiar el castillo, a recoger leña para el fuego, a preparar la cena y muchos otros trabajos; lo extraño, es que esa mujer siempre estaba detrás de ella, hiciera lo que hiciera.
En una de esas, Milanet caminaba por un corredor que tenía colgado en la pared un hermoso espejo con marco de oro. Maravillada, pensó en acercarse y mirarse en él.
-Ese es mi espejo mágico-dijo la mujer-quien se vea en él se volverá la persona más fea del mundo, así que nunca te mires en él.
De inmediato Milanet desvió la mirada y continuó su camino hacia la cocina.
Una vez en la cocina, se encontró sobre la mesa una holgaza de pan caliente y suave, y como tenía mucha hambre, estuvo apunto de tomarlo y comerlo.
-Ese es mi pan embrujado-dijo la mujer-quien lo coma, vomitara hasta el cansancio, así que nunca lo comas.
Al instante, Milanet se alejó del pan y salió de la cocina.
Cuando llegó el momentó de asear el dormitorio de la mujer, se encontro en el tocador el collar de perlas más esplendoroso que jamás había visto y quiso tomarlo para verlo de cerca.
-Ese es mi collar maldito-dijo la mujer-quien se lo ponga, morira de axficia.
Espantada, Milanet apartó la vista del collar, y se dedicó a otras cosas.
Cuando llegó la noche, la mujer llevó a Milanet hasta una torre alta y le mostró el lugar donde dormiría.
-Si durante la noche no puedes dormir, te doy permiso de pasearte por el castillo, pero a donde nunca puedes ir es al calabozo, nunca vayas y no lo abras-y se marchó.
Inquieta, la princesa fue incapaz de dormir, pensando en lo mucho que extrañana su reino y a su amado. Se puso de pie y comenzó a deambular por el castillo. Cuando llegó al calabozo, sintió una curiosidad como jamás había sentido, sabía que no debía abrir la puerta, pero quería saber que había ahí adentro.
Con las demás cosas, la mujer le había dicho lo que pasaría, y por eso había obedecido, pero ahí no le había dicho nada, y quería saber.
Así que se acercó, y abrió la puerta.
Se escuchó un batir de alas, y de la oscuridad salió volando violentamente un enorme cuervo negro que extendía el pico a los ojos de Milanet, dispuesto a sacarselos. Pero entonces, apareció, por detrás de la princesa, la mujer, quien le tapó los ojos con sus manos para protejerla, y el cuervo le picoteó los dedos.
-Dejaste salir a mi hermana, la bruja negra-dijo la mujer-la convertí en un cuervo y la encerré aquí para que no pudiera lastimar a nadie, pero ahora que la liberaste, vas a tener que matarla sin mi ayuda, ya que me ha arrancado los dedos-y le mostró sus manos sangrantes.
Milanet se puso a llorar.
-No debí desobedecerte, ahora por mi culpa te ha lastimado. Yo arreglaré esto, tú espera aquí-y subió corriendo para enfrentarse a la bruja negra.
La encontró en el gran salón del castillo, sentada junto a una chimenea crispante de fuego, había tomado la forma de una hermosa y alta mujer quien le miraba desde su lugar.
-Hola, pequeña-le dijo-te debo dar las gracias por sacarme de ese agujero; y una disculpa por atacarte, pensaba que eras mi hermana.
Imagino lo que te habrá dicho ella de mí: que soy una bruja negra y que debes eliminarme.
Dejame decirte que te mintió, ella es la bruja negra, y yo soy la blanca, me tenía encerrada para que nunca la detuviera en sus planes. Ella planeaba matarte, cocinarte y comerte cuando estuvieras dormida. Ahora que sabes la verdad, puedes unirte a mí para que juntas la quitemos del camino; pero antes, acercate al fuego para que pueda verte bien.
Milanet, que no era nada tonta, intuyó que esa mujer decía puras mentiras, y que lo que en realidad deseaba era que se acercara para luego echarla al fuego, así que de inmediato ideó un plan, y comenzó a seguirle la corriente.
-Usted no quiere verme-dijo desde lejos-soy una niña horrible, pero usted que es hermosa, y después de estar encerrada en ese calabozo, estoy segura que hace mucho tiempo que no se admira en un espejo. Acompañeme, y le mostraré un espejo que es digno de que se mire en él.
La bruja cayó en la trampa, y vencida por la vanidad y sin saber de la existencia del espejo mágico de su hermana, acompañó a la princesa hasta el corredor.
Encantada, se admiró largos minutos en el espejo, y de pronto, su rostro se desfiguró y se volvió la critarura más fea del mundo. Horrorizada por el cambio, comenzó a llorar por haber perdido toda su belleza.
-No llore, señora-dijo Milanet-sé de algo que la hará sentir mejor: después de estar encerrada en ese calabozo, estoy segura que hace mucho tiempo que no come como debería. Acompañeme, y le daré el pan más dulce que jamás ha probado.
Hambrienta porque su hermana no le daba mucho de comer, y sin saber de los panes embrujados, acompañó a la princesa hasta la cocina.
Comió con precipitación el pan que Milanet le mostró, y comió, comió, hasta que se hubo terminado todo el pan, entonces, comenzó a vomitar en un cubo, una y otra vez, hasta que estuvo fatigada.
-Pobre de mi señora-dijo Milanet-sé de algo que la hará olvidar su pena: después de estar encerrada en ese calabozo, estoy segura que hace mucho tiempo que no usa preciosas joyas dignas de usted. Acompañeme, y usará el collar de perlas más hermosas y más valiosas que nunca ha visto.
Seducida por lo que sonaba como un verdadero tesoro, la bruja acompañó a la princesa hasta el dormitorio de su cuarto.
Apenas lo vio, corrió hasta el hermoso collar de perlas y se lo colocó en el cuello. En cuestión de segundos, el collar comenzó a ahorcarla.
-No sabes lo que haces-le dijo a Milanet-yo soy la bruja buena, mi hermana te destruirá.
-Eso es mentira-le dijo la princesa-ella me ha tratado bien, y no me comió cuando dormí.
Acto seguido, la bruja murió.
Milanet corrió de vuelta hasta el calabozo, y le dijo jubilosa a la bruja blanca que había matado a la bruja negra.
-Eres una buena muchacha-le dijo la mujer-me has ayudado mucho, y sólo por eso, te daré tres regalos:
El primero, te convertiré en una mujer tan hermosa como lo eres en tu interior, y muchos caballeros te desearan, aunque tú sólo quieras estar con tu amado, porque a él también lo haré un hombre apuesto, que tendrás rivales más allá de las fronteras de tu tierra, pero él sólo te amará a ti. - Milanet se volvió entonces en una doncella muy bonita.
El segundo, él será un hombre tan rico que vivirá en un castillo tan grande como el de tus padres, y que para tu regreso tendrá listo un delicioso banquete de bodas que incluirá los más deliciosos platillos con todo tipo de frutos y carnes.
El tercero, en una de las habitaciones del castillo, te esperá un maravilloso cofre lleno de las más deslumbrantes y bellas joyas y riquezas que nunca imaginaste.
Milanet lloró de alegría y agradeció a la bruja blanca todo lo que le había dado, y sin perder un instante, corrió de regreso a su tierra, donde se casó de inmediato con el criado que no era más un criado, ni era feo, ni era pobre...
... y vivieron felices para siempre.

Ahora, si les interesa, describiré los elementos que debe tener un cuento de hadas según un libro muy padre que acabo de leer que se llama: La bruja debe morir.

De entrada, en los cuentos de hadas predomina el número tres, por eso son tres objetos magicos los que tiene la bruja blanca, y por eso tres regalos los que le hace a la princesa.
Otros elementos que siempre están muy presentes en los cuentos es el abandono, como lo hizo el padrasto de Milanet, el viaje, que puede ser a través de un bosque, un pozo o cualquier cosa parecida, y el trabajo o tareas que tienen que realizar los personajes, como los quéhaceres de Milanet.
Después, en todos los cuentos de hada existe una ausencia materna que luego es remplazada de alguna forma, en este caso, en la bruja blanca que proteje a la princesa.
Casi todos los cuentos de hada presentan su trama en base a alguno de los siete pecados capitales de la infancia:
la codicia
la envidia
el engaño
la lujuria
la glotoneria
la pereza
la vanidad
En mi cuento se presentan la codicia, la glotoneria y la vanidad (el collar, el pan, el espejo).
En los cuentos de hadas el papel de la bruja es fundamental, porque en ella se representan el o los pecados capitales que se tratan, y el debe morir la bruja es porque su muerte representa el vencer las tentaciones.
Los lectores (los niños) se identifican con el protagonista, porque el protagonista también es victima de los pecados, la princesa siente deseo de mirarse en el espejo, de comer el pan, y de poseer el collar; sin embargo, ella vence esas tentaciones al usarlas para eliminar a la bruja.
Coneste que todo esto se supone que ocurre de forma INCONSEINTE en los niños.
En mi cuento también se tratan otros pecados, uno de ellos es el engaño ¿no la bruja blanca recibió su castigo por ser una mentirosa? y la pereza: la princesa fue recompenzada por NO ser perezosa, es decir, por ayudar en todo a la bruja blanca, no sólo a matar a su hermana, si no también a hacer los quehaceres del castillo; y por último, aunque no sea precisamente un pecado: la curiosidad y la desobediencia de la princesa son castigados, ahora debe matar a la bruja ella sóla.

Creo que eso es todo lo que puedo decir, lamento que la entrada haya quedado tan grande.
Les recomiendo mucho el libro!!

Pd.-Ah, y conste que mi bruja es tan tonta como las brujas de otros cuentos, y mi princesa tan canija como otras.