jueves, mayo 17, 2007

Condenado

A veces quisiera (extender las alas y) volar lejos de aqui.

Les presentó mi segundo éxito en el taller de escritura creativa del TEA (Taller Escénico Áncira)

Condenado

Esperaba paciente, sentado justo frente a la puerta del cuarto donde se llevaba a cabo aquella reunión.
Hacía rato que había renunciado a mis inútiles esfuerzos por soltar mis enrojecidas muñecas de las fuertes ataduras que mantenían mis brazos detrás de mi espalda, sujetándome a la silla para que yo no pudiese huir y salvarme de mi inevitable destino.
Mi frente se hallaba cubierta por gruesas gotas de sudor que caían, recorriendo mi mejilla hasta mi cuello. Sentía terror; no sabía cuál sería el castigo que me impondrían, pero podía imaginármelo. Supongo que me lo merecía, puesto que rompí la regla más importante de nuestro código.
Cuando finalmente la puerta se abrió y salieron mis compañeros, los miré a todos con ojos asustados y muy abiertos, examinando sus rostros que revelaban lo que estaban pensando en ese momento.
Tragué saliva. Sus gestos serios y decididos confirmaron mis sospechas: la decisión había sido unánime.
Me desataron de la silla y me condujeron fuera de aquel lugar, con uno de ellos sujetándome cada brazo. Caminamos por la calle a la mitad del atardecer, con nuestras sombras proyectadas largas y delgadas siguiéndonos.
Entonces, visualizamos el quiosco del parque donde se llevaría a cabo la condena. Hice mi último intento de escapar; me solté de quienes me custodiaban y corrí lo más rápido que pude.
-¡Que no escape!-gritaron.
Ellos eran más rápidos, y no tardaron nada en rodearme y atraparme de nuevo.
Ahora cuatro eran los que me escoltaban: uno a cada lado, uno al frente y uno atrás, mientras los otros nos seguían de cerca y sin quitarme la vista de encima.
Suspiré resignado.
Nuestro pequeño y solemne grupo llamó la atención de la gente que se encontraba ahí pasando la tarde; y llamados por la curiosidad, no tardaron en rodearnos.
Llegamos hasta el quiosco. Ahí donde nos esperaba con una sonrisa divertida en el rostro, disfrutando de todo aquello.
-Hola-dijo con voz dulce, parpadeando con sus enormes pestañas negras.
Mis amigos me dieron un empujón hacia ella y comenzaron a gritar.
¿La regla del código del Club de Hombres que había roto?
Jugar con ella.
Mis amigos no lo entendían, pero si no era amable y no le prestaba mis juguetes mientras nuestras mamás tomaban un café en la sala, me castigarían sin salir durante dos semanas. ¿Qué más podía hacer?
Decidí que lo mejor era terminar con todo eso de forma rápida; así que antes de que comenzaran a ejercer presión sobre mí, me incliné hacía la niña y le di un rápido beso en la boca.
-¡Uuuuuaaaaa!-exclamaron todos.
Ella rió, al igual que sus amigas, llevándose las manos a la cara.
Yo me di la media vuelta y me abrí paso a codazos entre los otros niños; brinqué la bardilla del quiosco y salí corriendo hacia mi casa, conciente de que muchos correrían tras de mí para fastidiarme con lo que acababa de ocurrir, pero una vez que estuviera en la cocina con mi mamá, ya no me podrían decir nada.
Tenía diez años; y acababa de tener mi primer experiencia traumática con un miembro del sexo opuesto.
Qué día.


AnGeL ClaiRe

Pd.-En mi espacio de messenger está mi colección de árboles secos (fotografíaS) por si kieren verlas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mas bonita no podia estar la lectura, te paso eso ninia??
esta preciosa, en fin jeje, saludos y espero que estes bien.
tqm

Adorable
Gráficos con escarcha


adopt your own virtual pet!

adopt your own virtual pet!